Blog Villa Ð Tembleque

jueves, 7 de junio de 2012

La "Leche de Tierra" de Tembleque.


  a sabemos la importancia que el salitre ha tenido durante muchos siglos para la Historia de Tembleque, tanta que incluso llevó a esta población  a conseguir el título de Villa de manos de la Reina Doña Juana en el año de 1509.

 

 

Hoy es otra de esos múltiples productos que se podían obtener de estas tierras lo que traigo hasta todos vosotros.

Si bien hace unas fechas, hablábamos de Doña Bárbara de Flores, la Nodriza de S.M. Don Luis I de Borbón; hoy quiero hablaros de otro tipo de leche, también procedente de Tembleque, y que en este caso fué utilizada por Fernando VI, regio hermano de Don Luis.

La denominada "Leche de Tierra". 





Recordemos que Don Luis I de Borbón , llamado El Bien Amado o El Liberal, fué el monarca de reinado más efímero de la Historia española, 229 días,  y que era el hijo mayor de Felipe V y María Luisa de Saboya. 




Trás su súbita muerte, su padre, Felipe V fué reinstaurado como rey; quien fue a su vez sucedido en el trono por Fernando VI de Borbón (Madrid 23 de septiembre de 1713- Villaviciosa de Odón 10 de agosto de 1759), llamado el Prudente o el Justo, quien fué rey de España desde 1746 hasta 1759, cuarto hijo de Felipe V y de su primera esposa María Luisa Gabriela de Saboya





Fernando de Borbón y Parma sufrió todas las enfermedades que durante la Ilustración eran consideradas consecuencias de su temperamento meláncolico-atrabiliario.
Sufrió disfunciones de los aparatos circulatorio, reproductor, respiratorio, genito-urinario y sobre todo del sistema nervioso central. Padeció de viruelas, tercianas, cefaleas, hernia inguinal, inapetencia, tisis, diarrea, insomnio, estreñimiento y muchas otras, aunque la enfermedad que le causó la muerte, diagnosticada por los médicos de Cámara que cuidaban  del Rey fue "una enfermedad del cerebro que cursa con demencia mortal", es decir una psicosis maniaco-depresiva o depresión bipolar.
Andrés Piquer, Médico de Cámara de su Majestad escribió en su "Discurso sobre la enfermedad de nuestro señor el rey Don Fernando VI" lo siguiente:


“el temperamento del Rey es melancólico é inclina á ese
humor por disposición propia, de modo que aun estando bueno
suele tener unos temores que sólo se hallan en los que son
poseídos por la melancolía; y la enfermedad que ya padeció
S. M. años pasados que le duró trece meses, muestra bastante
que el este Príncipe abunda en sangre melancólica: su alimento
igual de muchos años contribuye á esto, porque todos
saben que usaba mucha carne, en especial de ternera y aves,
y la sopa con mucha fuerza de sustancia, sin ensalada ni frutas,
ni otra cosa que pudiese hacer fluida la sangre…”


Lo que nos lleva a las nocivas consecuencias que una mala dieta alimenticia puede acarrear para la salud...




Pero volviendo al tema que nos ocupa...
LaTerapéutica aplicada en la Corte
 

"Las características de la terapéutica ilustrada van a presidir las actuaciones de los médicos  en la Corte. Sin embargo, las duras críticas al galenismo perviviente, no hicieron la esperada mella en su proceder, pues el concepto de enfermedad y la terapéutica aplicada fue, en términos generales, tácita o expresamente galénica. Continuación pues de la terapéutica de épocas anteriores a falta de una clara respuesta, alternativa, convincente. Purgas, sangrías, clisteroterapia, hidroterapia, empleo de drogas exóticas procedentes del Nuevo Continente: guayaco, zarzaparrilla, cacao, raíz de china, canela…y sobre todo, el ariete capaz de minar el paradigma galenista, la quina, cuya actuación aparece dibujada por vez primera en el árbol de las fiebres recogido en la obra de Francisci Torti; éstas serán utilizadas junto a los remedios metálicos, por vía interna, especialmente sales de arsénico y mercurio. El empleo de terapéuticas marginales cuales la meloterapia, la homeopatía o el magnetismo animal y el auge de los remedios secretos, conformarán el panorama de escepticismo terapéutico imperante. En la Corte se recibían las producciones naturales más exóticas, no sólo de la desconocida Naturaleza americana, junto a las más variopintas monstruosidades, valga de ejemplo, los fetos bicípite que se mandaban para que, Pedro Franco Dávila, los incluyese en el catálogo de monstruos del Gabinete Histórico Natural de Madrid".
 Dña. Rosa Basante Pol  "La demencia de un Rey:Fernando VI (1746-1759)"




Y estos son algunos de los tratamientos a los que fué sometido el monarca:

La necesaria flebotomía artificial. pág.56
Hidra y Clisteroterapia. pág. 61 


El empleo de los remedios secretos   

 
Medicamentos para un Rey enfermo. pág.65
Los medicamentos mágicos. pág.66
La enjundia humana. pág. 66 
La Triaca Magna. pág. 68
Los simples medicinales
El chocolate. pág. 73
La leche de burra. pág. 74
La quina. pág. 75
La flor de violetas. pág. 77
La hierba mercurial. pág. 78





Los medicamentos compuestos



Los caldos medicinales. pág. 78 
El jarabe esceletyrbico. pág. 79
La confección gentil. pág. 79
El jarabe de borrajas. pág. 79
Los polvos de madre perlas. pág. 80
La confección de jacintos. pág. 80
El cocimiento blanco de Sydenham. pág. 80
La gelatina de cuerno de ciervo. pág. 81




 


Tras todos estos remedios aplicados al Rey, S.M. no mejora y:

 "El Rey se encierra en su habitación
y no abre la puerta, manifiesta su furia y los médicos, para sosegarle,
le prescriben leche de tierra, elaborada en Tembleque por los
boticarios Reales, que se niega a ingerir, y que tras intentos logra tomar
si bien no le hace el efecto esperado".

Hasta aquí un resúmen de toda la valiosa información que entre otros muchos textos he extraido del interesantísimo trabajo  de la Excma. Sra. Dña. Rosa Basante Pol  "La demencia de un Rey:Fernando VI (1746-1759)" para el  Instituto de España-Real Academia Nacional de Farmacia. Publicado en Madrid en el año 2010.
Y que os recomiendo no dejéis de leer,(a mi me ha tenido enganchada durante las últimas fechas).
Para aquellos para los que un elevado número de páginas pueda ser causa de desánimo, os dejo una especie de índice en el que poder encontrar los párrafos y materias que pueden resultar más curiosos. Pero, insisto, el documento en su totalidad no tiene desperdicio.
Y llegamos por fin a eso que todos esperáis:


¿Y esto, qué tiene que ver con Tembleque?

Pue bien, hemos visto que "ante la furia real, los médicos, para calmarle, le recetan leche de tierra elaborada en Tembleque". 



Comencemos con la definición que para la voz salitre aparece  en  el

 

 

"Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres lenguas Francesa Latina e Italiana". Tomo tercero

 Escrito por el P. Esteban de Terreros y Pando (S.I.) del año 1778.

 En el que tras una definición general de lo que es el salitre, se alude al producido en La Villa, su gran calidad y sus múltiples usos

 




Según el Dr. D. Manuel Jiménez en su "Nomenclatura farmacéutica y sinonimia general de farmacia y materia médica". Volumen 2, y en la página 104 explica como el compuesto conocido anteriormente como leche de tierra pasa a denominarse subprotocarbonato de 
 magnesio.

 

En la Sexta edición del "Diccionario de la Lengua Castellana" publicado por la Imprenta Nacional en el año 1822 en la página 486 define la leche de tierra como : magnesia

 

En el "Diccionario de materia mercantil, industrial y agrícola: que contiene la indicación, la descripción y los usos de todas las mercancías"Volumen 1 de Don José Oriol Ronquillo y Vidal.. En la página 597 (Publicado en Barcelona en 1851)...

 

 


En el "Arte de recetar conforme a los principios de la química farmacéutica, ó diccionario manual y portátil para los Cirujanos, médicos y boticarios"... páginas 205 y 206 (publicado en Barcelona en el año 1807)...

 Escrito por Johann Bartholomäus Trommsdorff
 



 

Y así podríamos continuar, aportando un ingente número de textos en los que se detalla la composición y utilidad de la conocida como leche de tierra o magnesia. Que incluso en nuestros días, y con la vuelta a los remedios naturales para algunos tipos de afecciones se está utilizando nuevamente, puesta a la venta por afamadas marcas de productos dietéticos y de parafarmacia.

 



Pero lo que sí podemos afirmar es que la de mejor calidad que se conocía en aquellas fechas, y que era la preferida por los Galenos de Palacio para tan regios pacientes, como ya hemos constatado, era la que provenía de La Villa de Tembleque...

lunes, 4 de junio de 2012

Utensilios, Aperos y Máquinas del Ayer. La Fresquera


 

 

..."Ya no hay una fresquera

que se asome curiosa a la ventana

ni una despensa con estalactitas

de jamones, peras de invierno y pasas"...












 
Estos versos pertenecen a
una poesía costumbrista incluida en el libro
 "Calles y versos en Madrid".
 Escrito por Juan Antonio Lázaro Lacalle,
que, ya hace unos cuantos años, retrataba
la llegada de nuevos aparatos y costumbres 
a la vida cotidiana de los hogares, en 
detrimento de la más hogareña y de
mayor convivencia familiar existente
hasta entonces.

n estos tiempos que corren, en los que la tecnología forma una parte muy importante  de nuestras vidas, y de la cual dependen muchas de las actividades que desarrollamos a diario; imaginándonos ese futuro en el que hasta la cosa más nimia estará informatizada y regida por los ordenadores; objetos como el que  hoy nos ocupa,  traen a nuestra memoria aquellas cosas que antaño formaban parte de la vida cotidiana de las personas, y que hoy se han visto sustituidas por modernos electrodomésticos que facilitan nuestra existencia siendo, sin embargo, el origen de todo aquello de lo que disponemos en la actualidad...

Hoy, en nuestra sección de "Utensillios, Aperos y Máquinas del Ayer" vamos a hablar de las "fresqueras", un antiguo "electrodoméstico" que no faltaba en las casas de entonces.
Los que visitáis VÐT con asiduidad, ya sabéis la gran fascinación que ejercen sobre mi este tipo de objetos, pero lo que sólamente los más allegados conocéis, es que antes de asomarse a nuestra ventana, y a fin de aparecer todo lo "guapos" que se merecen; la mayoría de estos objetos son sometidos a un laborioso y (al menos para mi) divertido proceso de restauración.
Hace más de veinte años, fuí iniciada por una querida amiga en la recuperación de estos objetos que para muchos no son más que trastos viejos, pero que para mi significan además recuperar muchos momentos de mi infancia e incluso de la de mis antecesores; y que he procurado dar a conocer a mis hijos a fin de que no sólo sepan de su existencia; si no de que valoren todas esas facilidades y comodidades de las que disfrutan hoy en día.
Con el paso de los años, he conseguido que el resto de miembros de la familia se apunten a esta gratificante afición, que ha pasado a formar parte de muchas de las horas de asueto semanales.




Por otra parte, con los medios de los que disponemos hoy en día es muy fácil descargarse, sin más, imágenes de la red; imágenes que otros han subido y que traen amablemente hasta nosotros para satisfacer nuestra curiosidad; pero desde mi punto de vista ¿qué menos que aportar algo a cambio como contraprestación?. Y por ese motivo, siempre en mis post aparecen fotografías originales, para que esas mismas personas u otras diferentes, puedan continuar ampliando sus conocimientos e informaciones gráficas...






La Fresquera

Cuando no se contaba con los actuales sistemas frigoríficos o ni siquiera con la energía eléctrica, la fresquera era el sistema más utilizado, al igual que la despensa, para la conservación de los alimentos. Más tarde incluso el nombre de cámara o fresquera pasó a darse a los primeros frigoríficos, en forma de analogía. Ante la ausencia de neveras, las fresqueras servían para guardar en su interior alimentos como la carne, el pescado, el queso, los huevos, la mantequilla, e incluso alimentos ya preparados para que estuvieran frescos. En su exterior estaba recubierta por una tela metálica. De esta manera se encontraba protegida del ataque de los insectos. Dicha malla o tela metálica era muy tupida.
La fresquera y el botijo eran elementos fundamentales del confort familiar a la hora de mantener frescos tanto los alimentos como el agua.
 

Podemos distinguir  tres tipos principales de fresqueras:
 

  * Las que se encuentran integradas dentro de la estructura de la vivienda, pero con comunicación con el exterior.



 

* Las que se hallan en el exterior del edificio pero próximas al mismo.







* Y aquellas que se limitan a una especie de caja, más o menos grande, por lo general de madera, u otro material, y que pueden ser  trasladadas de un lugar a otro.







En la actualidad, la gente considera que los buenos pisos son los orientados a mediodía, para que la luz del sol llegue hasta todas las habitaciones, pero antes los más estimados eran los que miraban al nordeste, ese punto del horizonte que traía los vientos fríos que permitían que las sobras de la comida se conservasen perfectamente en la fresquera.
La fresquera solía estar en la cocina, en la bodega, en los cuartos más frescos e incluso en la escalera. En las casas grandes, en la planta baja se hacía una pequeña habitación ahondando dos ó tres escalones. En esta habitación, orientada al norte, había una pequeña ventana cubierta con una malla.

  
Las fresqueras de obra debían estar en un sitio especialmente diseñado, resguardadas de la luz y del calor del sol, y a tal efecto habían de hallarse orientadas al Norte y, de no ser esto posible, al Este. En cualquier caso en comunicación con el exterior; para servirse de ellas también debían estar cerca de la cocina para que su servicio fuera más cómodo.




 Aún hoy en día, en muchas casas de antigua construcción, se pueden contemplar las fresqueras, si bien en muchos casos los huecos en los que estas se encontraban, han pasado a ser el alojamiento de modernos aparatos de aire acondicionado



Por el contrario, las fresqueras portátiles se limitaban a ser una especie de cajón de tamaño variable, según las necesidades, que se colocaba en la parte norte de la casa. O en algunos casos una especie de mueble más o menos decorado; dependiendo del gusto y poder adquisitivo del propietario.La fresquera contenía en su interior una o más baldas para guardar los alimentos crudos, o ya cocinados, en sus cazuelas. La puerta, y en muchos casos tambien todo su perímetro, estaba cubierta  con una malla pequeña para que no entrase ningún bicho.


En ocasiones, presentaban una especie de gancho del que se colgaban las viandas para que se oreasen por todas partes.
Las usaban también en verano en las bodegas para mantener los alimentos frescos y parte de la matanza, como por ejemplo
 el tocino salado.








Dentro de las fresqueras móviles, las hay de muchos tamaños y formas, pero las más comunes, por lo que podemos apreciar por las imágenes que aparecen en internet, parecen ser las que son similares al modelo que aparece al principio de este post; es decir, de forma ovalada y cubiertas, como ya hemos dicho, por una malla metálica de trama fina en todo su contorno.





Las hay de forma de
 prisma;  y otras construidas con diseños caprichosos y divertidos.
Tambien se las denomina "carneras".
















Hoy en día aún se siguen fabricando en muchos lugares del Levante español dedicadas  principalmente a coleccionistas y nostálgicos...