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lunes, 25 de julio de 2011

El Jabón de Castilla

a obtención de jabón es una de las síntesis químicas mas antiguas. Fenicios, griegos y romanos ya usaban un tipo de jabón que obtenían hirviendo sebo de cabra con una pasta formada por cenizas de fuego de leña (potasa), y agua.
Un jabón es una mezcla de sales de ácidos grasos de cadenas largas. Puede variar en su composición y en el método de su procesamiento.
A lo largo de los siglos se ha fabricado de forma artesanal, tratando las grasas con disoluciones de hidróxido de sodio o de potasio.
Si se hace con aceite de oliva, es Jabón de Castilla.

¿Qué es el jabón de Castilla?
Se conoce como Jabón de Castilla al jabón fabricado a base de agua, sosa y aceite de oliva.
Recibe este nombre por haberse producido a gran escala en los territorios de la Corona de Castilla, desde donde era exportado a numerosos lugares de Europa y América, principalmente durante la Edad Moderna. Aunque la Corona de Castilla no era el único productor de este tipo de jabón, sí era su productor por antonomasia.
Tradicionalmente la sosa empleada era el mazacote o barrilla, nombre que se daba a las cenizas procedentes de la combustión de varias plantas, llamadas genéricamente almarjo o barrilla (como la Sarcocornia perennis). Hoy en día en lugar de la sosa tradicional (carbonato de sodio) se usa la sosa cáustica (hidróxido de sodio), obtenida de forma sintética.
Fueron muy importantes las jabonerías de Andalucía, donde recibían el nombre de "almonas", término de origen árabe. En el antiguo Reino de Sevilla la Casa de Alcalá tenía el monopolio de estas manufacturas, destacando la Almona de Sanlúcar de Barrameda, de los siglos XVII y XVIII, que era la única almona andaluza que permanecía intacta, hasta que en 2003 fue derribada parcialmente.
El jabón de Castilla (o en inglés Castile Soap), como he dicho anteriormente, tiene su orígen en el Reino de Castilla, una región del país que hoy conocemos como España. El nombre Castilla (o en inglés, Castile) significa tierra o región de castillos, en referencia a los castillos construidos en la zona para consolidar la reconquista Cristiana a los Moros.
Contrariamente a los métodos de producción de jabón de los países nórdicos, en los que se usaba grasa o sebo animal como principal ingrediente, en la zona de Castilla existía abundancia de cultivos y prensado de Aceite de Oliva y muy pronto se descubrió que este importante ingrediente producía un jabón de una calidad muy superior.
El jabón de Castilla se convirtió en un producto deseado, no solo por sus beneficios para la piel, sino también porque pronto el mundo de la medicina descubrió sus valores y así los Boticarios lo conocieron bajo el nombre de sapo hispaniensis o sapo castilliensis. El jabón de Castilla también fue la primera elección de muchas de las familias reales de toda Europa.
Hasta aquí hemos hablado de su historia, pero ¿de qué manera difiere el jabón de Castilla actual del antiguo y qué beneficios posee respecto de los jabones convencionales? En realidad, respecto a los ingredientes básicos, nada ha cambiado. Un jabón de Castilla genuino aún contiene 100% de aceite de Oliva exclusivamente, aunque muchos crean que un jabón se puede catalogar como de Castilla si contiene más de 50% de aceite de oliva. Sin embargo, no es del agrado de todas las personas que solo se use aceite de Oliva en el jabón. El motivo de esto es porque produce baja espuma y resulta algo viscoso, lo cual rectificamos con facilidad añadiendo a la fórmula una poca cantidad de aceite de Coco. Además, como los primeros jabones de Castilla se producían sin color o fragancia, la humanidad ha desarrollado métodos para extraer y destilar aceites esenciales de los materiales de plantas y frutas. Los mismos pueden añadirse en diluciones efectivas para brindarle fragancias al jabón de manera natural y al mismo tiempo proporcionarle más cualidades valiosas y terapéuticas que benefician la piel y ayudan a los componentes naturales del aceite de Oliva.
Uno de los componentes más importantes del aceite de Oliva es el ácido oléico en un porcentaje de aproximadamente 60%-80%. Esto significa que el aceite de oliva es un regenerador y humectante natural de la piel, extrayendo humedad del aire y manteniendo la piel suave y flexible. El jabón resultante que produce el aceite de Oliva al saponificarse es muy suave y delicado. El aceite de Oliva también contiene Escualeno que tiene la capacidad de ayudar a la piel a retener la humedad al mismo tiempo que nutre y suministra protección para todo tipo de pieles, especialmente las secas y sensibles. Es no-graso y no-comedogénico, lo que significa que de ninguna manera restringe u obstruye los poros. También se ha probado que acelera el proceso de cicatrización, según se piensa debido al contenido de Vitamina E. El escualeno de oliva ayuda a la capacidad que posee la piel para regenerarse y nutrirse naturalmente. Su estructura es similar a la composición del escualeno de la propia piel y por este motivo es altamente penetrante.
Por consiguiente, si el aceite de Oliva es tan bueno para la piel y produce un muy buen jabón, ¿por qué no se producen todos los jabones de esta manera, incluidos los hechos a mano?. La respuesta es simple, el aceite de Oliva es un producto muy costoso y para los productores de jabón que viven en países sin cultivo de oliva les resulta muy caro importarla e incorporarla a sus recetas en un alto porcentaje.
Se le puede agregar alcohol, para hacerlo transparente; se le pueden añadir perfumes, colorantes, etc.; sin embargo, químicamente, es siempre lo mismo y cumple su función en todos los casos.
A la hora de fabricar un jabón no es indispensable usar una sola clase de aceite o grasa. Se pueden usar mezclas de aceites en las proporciones que queramos y para saponificar también se puede usar una mezcla de sosa y potasa.
Aún, hoy en día, se hace en muchas casas de Tembleque a partir del aceite que sobra cuando se fríen los alimentos.
Hoy, y gracias a la colaboración de una buena y querida amiga temblequeña, María del Carmen Díaz Sánchez, quien ha tenido la amabilidad de enseñarme la forma en que ella lo hace, traemos a VÐT un fotomontaje con las imágenes del proceso.




Para hacer una pequeña cantidad de jabón sólo necesitamos aceite de oliva usado, agua y sosa cáustica (hidróxido de sodio), producto que puede comprarse en las droguerías.


¡PRECAUCIÓN!: La sosa cáustica es muy corrosiva y debemos evitar que entre en contacto con la ropa o con la piel. En caso de mancharnos nos lavaremos inmediatamente con agua abundante y jabón.

Material que vamos a necesitar:
Un recipiente, puede ser de barro, metal, plástico o cristal.
Una cuchara o palo de madera.
Una caja de madera.
Aceite.........................500 ml.
Agua...........................500 ml.
Sosa cáustica............ 84 gramos.

¿Qué vamos a hacer?:
Echamos en un recipiente el aceite de oliva y el agua y a continuación añadimos la sosa caústica y lo mezclamos con sumo cuidado, ¡no debemos tocar en ningún momento con la mano la sosa cáustica, porque puede quemarnos la piel!.
Al preparar esta disolución observaremos que se desprende calor, este calor es necesario para que se produzca la reacción.
Removeremos continuamente, durante al menos una hora. Cuando aparezca una espesa pasta blanquecina (el palo o cuchara utilizado para remover se mantiene él solo en posición vertical), habremos conseguido nuestro objetivo. Si queremos que el jabón salga más blanco podemos añadir un producto blanqueante, como un chorrito de añil; para que huela bien se puede añadir alguna esencia (limón, fresa).
A veces ocurre que por mucho que removamos, la mezcla está siempre líquida, el jabón se ha “cortado”. No lo tires, pasa la mezcla a una cacerola y calienta en el fuego de la cocina. Removiendo de nuevo aparecerá al fin el jabón.
Echamos la pasta obtenida en una caja de madera para que vaya escurriendo el líquido sobrante. Al cabo de uno o dos días podremos cortarlo en trozos con un cuchillo.
Deberemos dejarlo secar durante unos días más.
Y ya está listo para usar.
Observaremos que el jabón que hemos conseguido es muy suave al tacto, debido a que contiene glicerina, que se obtiene como subproducto de la reacción.

3 comentarios:

Beatriz Galindo dijo...

En relación con este post, os dejo a continuación el enlace a un documental de TVE, que hace tiempo llamó mi atención, titulado El Jabón de Palo, en el que se puede apreciar como los hombres son capaces de utilizar los recursos a su alcance, por humildes que estos sean.
En Leciñena, en la comarca de los Monegros; hasta mediados del siglo XX, se utilizaban las raices de una planta llamada albata (Gypsophila hispanica)para la obtención de un jabón para el lavado de la ropa de colores oscuros.

Anónimo dijo...

Una manera bastante ecológica de reciclar el aceite de oliva usado, si todos hiciéramos como esta señora, no cabe duda que este planeta llamado tierra, nos lo agradecería enormemente. Estupendo y ecológico post.

kiwi dijo...

recuerdo que mi abuela junto a algien más, creo que una tia de mi padre, preparaba este jabon, no faltaba en mi casa un trozo.